El Papa saluda a Iquique con un mensaje de Integración.

En la explanada de Playa Lobito, el papa Francisco coronó la imagen de la Virgen del Carmen de La Tirana y vivió la religiosidad popular de las cofradías de bailes.
Un encuentro con la religiosidad popular chilena llevó a cabo el Papa Francisco en el último día de su visita a Chile, al presidir en Iquique la Misa de Nuestra Señora del Carmen, Reina y Madre de Chile.

El encuentro con la comunidad del norte de Chile se realizó en el sector Playa Lobito, a 14 kilómetros al sur de Iquique. Se trata de una explanada perteneciente a la Universidad Arturo Prat, que fue acondicionada para recibir a los peregrinos.

El altar dispuesto en el lugar fue desarrollado utilizando las tradicionales flores de hojalata del arte fúnebre salitrero. En lo que respecta a la celebración religiosa, participan más de 150 sacerdotes y un coro de 125 músicos.

La alegría del Evangelio y la fiesta del norte

El Papa comenzó su homilía haciendo una similitud entre la alegría del Evangelio y la alegría de la religiosidad en el norte de Chile: “El mensaje del Evangelio es fuente de gozo: «Les he dicho estas cosas para que mi alegría esté en ustedes, y esa alegría sea plena» (Jn 15,11). Una alegría que se contagia de generación en generación y de la cual somos herederos. ¡Cómo saben ustedes de esto, queridos hermanos del norte chileno! ¡Cómo saben vivir la fe y la vida en clima de fiesta! Vengo como peregrino a celebrar con ustedes esta manera hermosa de vivir la fe. Sus fiestas patronales, sus bailes religiosos —que se prolongan hasta por una semana—, su música, sus vestidos hacen de esta zona un santuario de piedad popular. Porque no es una fiesta que queda encerrada dentro del templo, sino que logran vestir a todo el poblado de fiesta. Ustedes saben celebrar cantando y danzando «la paternidad, la providencia, la presencia amorosa y constante de Dios”.


Tierra de sueños 

Respecto de los hermanos migrantes, el Papa haciendo alusión al origen del nombre Iquique, tierra de sueños en aymara, señaló que esta tierra nortina, debe ser además “tierra de hospitalidad, hospitalidad festiva, porque sabemos bien que no hay alegría cristiana cuando se cierran puertas; no hay alegría cristiana cuando se les hace sentir a los demás que sobran o que entre nosotros no tienen lugar”.

“Como los servidores de la fiesta aportemos lo que tengamos, por poco que parezca. Al igual que ellos, no tengamos miedo a «dar una mano», y que nuestra solidaridad y nuestro compromiso con la justicia sean parte del baile o la canción que podamos entonarle a nuestro Señor. Aprovechemos también a aprender y a dejarnos impregnar por los valores, la sabiduría y la fe que los inmigrantes traen consigo. Sin cerrarnos a esas «tinajas» llenas de sabiduría e historia que traen quienes siguen arribando a estas tierras. No nos privemos de todo lo bueno que tienen para aportar”.

Como elemento de relevancia y característico de la zona, la Misa incluyó un momento para la coronación de la imagen de la Virgen del Carmen de la Tirana junto con el despliegue de varias cofradías de bailes religiosos. Asimismo, se presentaron las imágenes de San José del Santuario de La Tirana, que representa al primer migrante, y la de San Lorenzo de Tarapacá.

El desierto florece

Al finalizar, el obispo de Iquique, Mons. Guillermo Vera expresó un emocionado saludo al Papa, destando la piedad popular: “Cada año – por un profundísimo cariño a la Virgen del Carmen, Madre y Reina de Chile – estas arenas desnudas se cuajan de colores brillantes y de ritmos ancestrales que resuenan con bombos, platillos y matracas, y el alma del pueblo danza y baila entre la arena y la sal. Ríos de gracias recibimos los peregrinos, como respuestas a nuestras alabanzas y súplicas que depositamos a los pies de Nuestra Señora del Carmen de la Tirana; como también a san Lorenzo en Tarapacá, visitando a la Virgen en Ayquina en Calama y el santuario de Las Peñas en Arica. El desierto se convierte en territorio sagrado, territorio de conversión”.

Mira la fe de este pueblo y regálales unidad 

Luego, el Papa también envió un saludo y agradecimiento por estos días en los cuales ha podido ver y sentir a Chile.

“Agradezco, una vez más, a la señora Presidenta Michelle Bachelet su invitación a visitar el país. Doy gracias de manera especial a todos los que han hecho posible esta visita; a las autoridades civiles y, en ellos, a cada funcionario que con profesionalidad ayudaron a que todos pudiéramos disfrutar de este tiempo de encuentro.

Gracias también por el trabajo abnegado y silencioso de miles de voluntarios; sin su empeño y colaboración hubiesen faltado las tinajas con agua para que el Señor hiciera posible el milagro del vino de la alegría.

Queridos hermanos, en cada Eucaristía decimos: «Mira, Señor, la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad». Qué más puedo desearles que terminar mi visita diciéndole al Señor: mira la fe de este pueblo, y regálales unidad y paz”. 

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